Características técnicas del cultivo:
PROPIEDADES BOTÁNICAS.-
El maní es
una planta leguminosa, originaria del centro del Brasil. Se trata de una planta
herbácea, que tiene dos sistemas radiculares, uno bastante profundo y el otro
con numerosas raíces superficiales. El fruto es una legumbre geotrópica, y la forma
de las semillas depende de la variedad y del número de semillas en las legumbres.
El color de los tegumentos depende estrictamente de la variedad: puede ser
blanco, rojo, púrpura, morado o púrpura oscuro. Los cotiledones representan el
95% del volumen y del peso de las semillas.
CONDICIONES ECOLÓGICAS.-
La temperatura óptima para todas
las fases del ciclo vegetativo puede variar entre 21 y 27°C. A 12°C el
crecimiento de los órganos queda detenido y a más de 30°C aumenta notablemente
la transpiración y los órganos pueden deshidratarse.
REQUERIMIENTOS
DE AGUA.-
El
requerimiento óptimo de agua durante el ciclo vegetativo es de 500 mm, mientras
que las necesidades mínimas varían entre 250 y 300 mm para las variedades
precoces. Sin embargo, es necesario recalcar que la mayor parte de la lluvia
debe aprovechar se durante las fases de germinación, crecimiento y floración.
En la etapa de maduración, las lluvias pueden ser escasas.
SIEMBRA, MANEJO
Y COSECHA.-
En las
áreas de riego se puede sembrar en cualquier época, ya que se cuenta con agua
en los momentos necesarios. Hay que tener muy en cuenta que en cualquiera de
las épocas mencionadas, la siembra debe efectuarse en las fechas apropiadas
para evitar que la recolección coincida con un período demasiado lluvioso, a
fin de que la cosecha no germine debajo de la tierra y se pierda parte del
producto debido a las condiciones pesadas y húmedas del terreno. Para la
siembra del maní los agricultores se valen de diferentes instrumentos, como el
machete, por ejemplo, que es apropiado cuando la distancia de siembra es
correcta aunque normalmente dificulta el deshierbo y control de gusanos. La
siembra con sembradoras es más eficiente en terrenos sueltos, pero no es
recomendable su uso en tierras compactas. Es necesario que el suelo esté bien
arado y rastreado y que no tenga muchos
terrones, hierbas o pajas de los cultivos anteriores.
Las
distancias de siembras son de mucha importancia en el cultivo del maní. Se ha
comprobado que una distancia de siembra apropiada siempre resulta en una
cosecha más abundante y de mejor calidad. El maní tiene un ciclo vegetativo que
dura más o menos tres meses, su maduración es lenta y resulta difícil saber el
momento más adecuado para el arranque. Si el arranque se hace antes de tiempo
muchas vainas aún no estarán maduras, y si se hace muy tarde, las primeras que
maduraron pueden germinar. Cuando las plantaciones no han sido atacadas por
gusanos y enfermedades y han tenido buen tiempo, deberá iniciarse el arranque
entre los 90 y los 105 días después de la siembra. La mejor manera de conocer
el momento del arranque es cuando las hojas se ponen de color ligeramente
amarillo o cuando éstas comienzan a caerse. Cuando se considere que el maní
está listo, deberán arrancarse varias matas en distintos lugares de la
plantación y fijarse cuidadosamente que la vaina esté bien dura y que la parte
interna de la cáscara tenga un color casi negro.
El secado del maní debe hacerse
gradualmente y las vainas deben tenderse al sol formando una capa fina en un
secadero o simplemente en un suelo bien barrido y seco. Hay que moverlas cada
hora y media utilizando tablas, rastrillos o arrastrando los pies por los
frutos que están debajo, para que suban y pueda darles el sol.
CLIMA Y SUELO.-
Los manís progresan bien en un
clima cálido, ya que son susceptibles a las heladas. La variación de
temperaturas, altitud y necesidades de humedad, son semejantes a las que
requiere el maíz. En general se cultivan desde una latitud norte de
aproximadamente 40º a una latitud sur de aproximadamente 40º. Requieren por lo
menos de 4 meses para su madurez. Las lluvias que se presentan a intervalos
frecuentes durante el período de su desarrollo vegetativo, son benéficas, pero
pueden ser perjudiciales si se presentan cuando las vainas se están
desarrollando o madurando. En muchos países tropicales los manís se siembran
durante la estación de lluvias en suelo seco, o durante la estación de sequía
en suelos que pueden regarse, como por ejemplo en campos de arroz, en donde ya
se ha efectuado la cosecha. Sin embargo, si el suelo es demasiado húmedo se
puede presentar pudrición y constituir un problema serio.
A diferencia
de otras leguminosas, el maní es muy particular en lo que respecta a sus
requerimientos del suelo. Este debe ser de estructura suelta, fértil, bien
drenado, con alto contenido en calcio, (pH superior a 7.0) así como en fósforo
y potasio. Las plantas son agotadoras, de tal manera que es necesario
fertilizar los cultivos siguientes como parte de una buena práctica de
producción, lo cual se debe tener muy en cuenta en la selección de los suelos
para su cultivo.
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