viernes, 4 de enero de 2013


Características técnicas del cultivo:


PROPIEDADES BOTANICAS.- 

El maní es una planta leguminosa, originaria del centro del Brasil. Se trata de una planta herbácea, que tiene dos sistemas radiculares, uno bastante profundo y el otro con numerosas raíces superficiales. El fruto es una legumbre geotrópica, y la forma de las semillas depende de la variedad y del número de semillas en las legumbres. El color de los tegumentos depende estrictamente de la variedad: puede ser blanco, rojo, púrpura, morado o púrpura oscuro. Los cotiledones representan el 95% del volumen y del peso de las semillas.

CONDICIONES ECOLOGICAS.- 

La temperatura óptima para todas las fases del ciclo vegetativo puede variar entre 21 y 27°C. A 12°C el crecimiento de los órganos queda detenido y a más de 30°C aumenta notablemente la transpiración y los órganos pueden deshidratarse.

REQUERIMIENTOS DE AGUA.- 

El requerimiento óptimo de agua durante el ciclo vegetativo es de 500 mm, mientras que las necesidades mínimas varían entre 250 y 300 mm para las variedades precoces. Sin embargo, es necesario recalcar que la mayor parte de la lluvia debe aprovechar se durante las fases de germinación, crecimiento y floración. En la etapa de maduración, las lluvias pueden ser escasas.

SIEMBRA, MANEJO Y COSECHA.- 

En las áreas de riego se puede sembrar en cualquier época, ya que se cuenta con agua en los momentos necesarios. Hay que tener muy en cuenta que en cualquiera de las épocas mencionadas, la siembra debe efectuarse en las fechas apropiadas para evitar que la recolección coincida con un período demasiado lluvioso, a fin de que la cosecha no germine debajo de la tierra y se pierda parte del producto debido a las condiciones pesadas y húmedas del terreno. Para la siembra del maní los agricultores se valen de diferentes instrumentos, como el machete, por ejemplo, que es apropiado cuando la distancia de siembra es correcta aunque normalmente dificulta el deshierbo y control de gusanos. La siembra con sembradoras es más eficiente en terrenos sueltos, pero no es recomendable su uso en tierras compactas. Es necesario que el suelo esté bien arado y rastreado y que no tenga muchos  terrones, hierbas o pajas de los cultivos anteriores.
Las distancias de siembras son de mucha importancia en el cultivo del maní. Se ha comprobado que una distancia de siembra apropiada siempre resulta en una cosecha más abundante y de mejor calidad. El maní tiene un ciclo vegetativo que dura más o menos tres meses, su maduración es lenta y resulta difícil saber el momento más adecuado para el arranque. Si el arranque se hace antes de tiempo muchas vainas aún no estarán maduras, y si se hace muy tarde, las primeras que maduraron pueden germinar. Cuando las plantaciones no han sido atacadas por gusanos y enfermedades y han tenido buen tiempo, deberá iniciarse el arranque entre los 90 y los 105 días después de la siembra. La mejor manera de conocer el momento del arranque es cuando las hojas se ponen de color ligeramente amarillo o cuando éstas comienzan a caerse. Cuando se considere que el maní está listo, deberán arrancarse varias matas en distintos lugares de la plantación y fijarse cuidadosamente que la vaina esté bien dura y que la parte interna de la cáscara tenga un color casi negro.

El secado del maní debe hacerse gradualmente y las vainas deben tenderse al sol formando una capa fina en un secadero o simplemente en un suelo bien barrido y seco. Hay que moverlas cada hora y media utilizando tablas, rastrillos o arrastrando los pies por los frutos que están debajo, para que suban y pueda darles el sol.

CLIMA Y SUELO.- Los manís progresan bien en un clima cálido, ya que son susceptibles a las heladas. La variación de temperaturas, altitud y necesidades de humedad, son semejantes a las que requiere el maíz. En general se cultivan desde una latitud norte de aproximadamente 40º a una latitud sur de aproximadamente 40º. Requieren por lo menos de 4 meses para su madurez. Las lluvias que se presentan a intervalos frecuentes durante el período de su desarrollo vegetativo, son benéficas, pero pueden ser perjudiciales si se presentan cuando las vainas se están desarrollando o madurando. En muchos países tropicales los manís se siembran durante la estación de lluvias en suelo seco, o durante la estación de sequía en suelos que pueden regarse, como por ejemplo en campos de arroz, en donde ya se ha efectuado la cosecha. Sin embargo, si el suelo es demasiado húmedo se puede presentar pudrición y constituir un problema serio.
A diferencia de otras leguminosas, el maní es muy particular en lo que respecta a sus requerimientos del suelo. Este debe ser de estructura suelta, fértil, bien drenado, con alto contenido en calcio, (pH superior a 7.0) así como en fósforo y potasio. Las plantas son agotadoras, de tal manera que es necesario fertilizar los cultivos siguientes como parte de una buena práctica de producción, lo cual se debe tener muy en cuenta en la selección de los suelos para su cultivo.

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